Texto sobre la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. (2017)
Eran los primeros años de la década de los ochenta. No había Metro en Medellín y el ícono del progreso todavía era el edificio de Coltejer. Para entonces yo ya había sido expulsado de varios paraísos. En un tiempo seguí al pie de la letra las clases de matemáticas en la Nacional y me entusiasmé al ver que podía llenar cuadernos con números y símbolos que significaban algo.
No podría precisar la hora. ¿Las diez? ¿las doce? La calle Colombia en Medellín está despejada y el viento arrastra pedazos de afiches que anuncian algo que ya habrá terminado. Voy bajando del puente sobre el río hacia el occidente y acabo de recordar que era allí precisamente donde mis primos me llevaban a conseguir cañas para construir cometas en época de vientos.
- TEXTO LEÍDO EN LA UNIVERSIDAD SAN BUENAVENTURA DE CALI. 2008
La tarea de un escritor a lo largo de su vida es construir un mundo propio. Tal vez ésta sea la tarea de todo individuo, pero la mayoría de las personas se dedican a vivir sin preocuparse por cumplir obligaciones existenciales. Simplemente disfrutan la vida. Lo demás se los dejan a quienes decidieron complicarse por su propia cuenta. Para esta construcción del mundo personal, el escritor sólo cuenta con el lenguaje como única herramienta.
Nací en la década de los cincuenta y durante más de la mitad de mi vida he seguido escuchando unas palabras que me dijo Manuel Mejía Vallejo una tarde en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín, Vos sos escritor, maestrico. Él hablaba así, con el voseo paisa, y a la gente cercana le decía maestrico o maestrica. Lo miraba a uno a los ojos entre el humo de su cigarrillo y esa mirada generaba confianza. Yo le creí.
(Texto publicado en el libro Rey de Corazones) Sólo quiero cerrar los ojos. Buscar en ese pozo oscuro donde todavía gritan unos niños de otra época y llegar de nuevo a aquel domingo de mil novecientos sesenta y dos. Por mi ventana del segundo piso se ve una calle con muchos árboles que deben estar atestados de chicharras listas para empezar a hacer ruido cuando baje la tarde y el calor se calme un poco.