Uno tras otro los índices se levantan ante el auditorio. Dedos gordos, largos, torcidos, amenazantes. Dedos que marcan un camino histórico, ineludible: el camino de Mao. Son los años setentas y nombres como Mao tse tung, Ho Chi Minh, Che Guevara se repiten como símbolos de valor, audacia y compromiso en la mayor parte del mundo.
Dos adolescentes dejan la ciudad en la que han vivido siempre y llegan a una zona donde hace cincuenta años se vivió una gran revuelta que terminó en la masacre de cientos de obreros bananeros. Son casi niños que se aman y creen que todavía es posible la revolución. La dureza de la región, los intereses económicos y políticos, su propia ingenuidad los lleva a situaciones en las que se confrontan sus ideales con la realidad de la vida.