(Texto publicado en el libro Rey de Corazones) Sólo quiero cerrar los ojos. Buscar en ese pozo oscuro donde todavía gritan unos niños de otra época y llegar de nuevo a aquel domingo de mil novecientos sesenta y dos. Por mi ventana del segundo piso se ve una calle con muchos árboles que deben estar atestados de chicharras listas para empezar a hacer ruido cuando baje la tarde y el calor se calme un poco.
(Texto leído en el Museo de Antioquia durante la presentación del libro Metropolivisón, de Dora Mejía)
A una buena amiga mía se le mató un hermano en un accidente. La noche en que me enteré de la tragedia fui a su casa a acompañarla con el temor de no saber qué decirle. Admiro a los que tienen la frase perfecta para el momento, la mirada apropiada, el gesto de pesar y solidaridad. Creo que esas cosas las van dando la edad y el mundo recorrido. Mientras tanto, los amigos aprenden a soportar las torpezas de uno.
(TEXTO LEÍDO EN LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA EL 13 DE AGOSTO DE 2009)
Simposio Recreación estética de lo social
Una vez tuve la fortuna de entrevistar al maestro Alejandro Obregón en una visita que hizo a Medellín.
Durante mucho tiempo los barrios construidos en las laderas de Medellín no estuvieron en el imaginario de los habitantes de la ciudad. Tuvieron que ocurrir tragedias naturales y sociales para que volviéramos a mirar hacia esas montañas. Hoy no cabe duda de que los tiempos han cambiado y la vida en la comuna 13 ha vuelto a florecer.
(Texto leído en la inauguración del evento Barcelona en Medellín, en la Universidad EAFIT)
Medellín tiene un río que corre de sur a norte hacia el mar. Atraviesa un valle que todavía es hermoso a pesar de que desde hace trescientos treinta años ha soportado la lucha del hombre por construir una ciudad en medio de la naturaleza. Cuando llueve en su nacimiento, el río baja crecido y furioso. En otras ocasiones pasa pintado de colores porque las fábricas le arrojan químicos y sobrantes de su producción.